Te perderías algo importante si no escuchas la historia de este disco. Escuchar a Josh Ritter sea seguramente someterte a una sensación intensa de sentimientos, caricias y recuerdos en forma de onda musical, seguramente mas de uno se emocionará, y es que aprovechando estas fechas, este post va precisamente de eso, de dar rienda suelta a nuestras emociones. Sus composiciones están cargadas de emotividad e intimidad con ese aroma a folk que las envuelve hasta convertirse en irresistibles. Cualquier esfuerzo por no caerse rendido a este cantautor, será en vano.
Josh Ritter titula a su último disco como "La bestia". Como el lo explica hay un detonante claro: la ruptura con su esposa, la cantautora Dawn Landes. Aquello le llevó a la depresión, a conocer a la “bestia”. Mientras el médico le recetó pastillas para dormir, él se obsesionó con captar las sensaciones de su tristeza, luchando contra los efectos de los relajantes químicos y contra sus propios fantasmas. “En la oscuridad de la noche es cuando compuse el material más destructivo del álbum”, cuenta sobre la primera parte del disco donde se recogen composiciones como Evil eye, A certain light o Nightmares. “Creo que la mejor forma de acabar con la bestia fue escribiendo canciones”, señala.
Tras muy notables trabajos como Hello starling, The animal years o Runs the world away, Ritter, quien reconoce lo difícil que fueron sus comienzos cuando se acostumbró a tocar en bares vacíos de Boston, se consolida con este álbum como uno de los cantautores más exquisitos de la música norteamericana.
Habla del folk como una “larga tradición en la que los autores se pasan la antorcha con las canciones” pero prefiere no centrarse en las comparaciones a las que últimamente se ve sometido por los medios de su país: “Es muy importante que me comparen con Dylan o Leonard Cohen pero es mucho más importante que la gente comprenda lo que intentas expresar tú solo con una guitarra”. Tal y como se desprende de The beast in its tracks, Ritter está intentando contarnos a través de canciones el valor de los instantes, “modestos exorcismos contra la muerte”, que decía Benedetti, que contienen cada uno de ellos también “un copioso universo”, “una reveladora, efímera, insustituible luz”.
Josh Ritter a base de unas melodías con una extraordinaria fuerza personal, nos invita a la reflexión acerca de la vulnerabilidad humana, y es que en cierta forma todos estamos expuestos a la bestia...
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